viernes, 6 de enero de 2012

Por naturaleza propia, los hombres sienten constantemente un impulso hacia el engaño. La sociedad ha acondicionado a los hombres para que ignoren este impulso, pero no todos lo hacen. Cuando un hombre engaña a una mujer, normalmente la mujer se culpa a sí misma, aunque sólo un poco. En muchos casos, cuando un hombre engaña, no es la mujer la culpable, sino sólo una inevitabilidad de la especie. Las mujeres tienden a tratar de descifrar por qué engañan los hombres. Para las mujeres, el engaño puede ser un hecho complicado y emotivo. Por lo tanto asumen que también debe ser complicado para los hombres. No es así. Como ocurre con la mayoría de las interrogantes, a menudo la respuesta correcta es más sencilla.

De cierto modo, los hombres son como los perros domesticados. Puedes enseñar a un perro a no a ladrar. Puedes llevarlo a clases de obediencia, donde lo siguen acondicionando para que no ladre. Pero si alguien llama a la puerta, probablemente ladrará. Echemos un vistazo a algunas de las razones del porqué engañan los hombres:

Porque podían

En general, las mujeres necesitan ciertos requisitos previos para participar en una relación sexual. Necesitan a un hombre que las haga sentirse seguras. Necesitan sentirse deseadas. Necesitan sentirse juveniles y sensuales. Los hombres simplemente necesitan a una mujer que quiera tener relaciones físicas. Eso es todo. Para algunos hombres, el simple hecho de que una mujer quiera tener sexo con ellos es suficiente para que engañen. Llamaremos a esto “el síndrome del cavernícola”. No olvidemos cómo era la mayoría de los primeros homo-sapiens. Estaban predeterminados para difundir sus semillas lo más posible para garantizar la continuación de la especie. Desde aquella época, los seres humanos sencillamente no han evolucionado lo suficiente para que los hombres ignoren por completo este impulso.

Porque no podían

Una de las más elementales normas de humanidad que deberíamos tener presente ahora mismo es que la gente desea lo que no puede tener. “Engaño”, por su propia definición, implica que alguien hace algo que no debía hacer. Por esa misma razón, la gente desea hacerlo. Recordemos: el “engaño” existe sólo porque lo hemos creado. No es una ley universal de la naturaleza, como la ley de la gravedad. Pregúntese usted mismo: ¿qué tipo de hombre no puede engañar, sin importar cuánto lo desee? ¿Un hombre religioso? ¿Un futuro padre? ¿Un recién casado? No. Un hombre al que se permite estar con otras mujeres. ¡Ese no puede engañar, porque no hay expectativas de lealtad impuestas sobre él!

Si espera que un hombre no engañe, la posibilidad de engaño aumenta. Algunos hombres engañan porque sienten que es la única forma de sentirse nuevamente como un "chico malo". Domestique a un perro demasiado y se tornará depresivo o rebelde.

Aburrimiento / Curiosidad

El motivo del engaño es fisiológico y psicológico. Los seres humanos son criaturas extremadamente curiosas. Después de estar con la misma mujer durante un tiempo prudencial, los hombres simplemente se vuelven curiosos. Empiezan a olvidar cómo es estar con otra mujer diferente. Algunos hombres buscan un romance por la simple curiosidad de saber como sería acostarse con otra mujer. A cualquier mujer que desee evitar que esto suceda con su cónyuge le decimos: trabaja con tu pareja para mantener una vida sexual interesante y romántica. Un hombre que no se aburra de su vida sexual actual es poco probable que busque otra pareja.

La presión de los amigos

Uno de los impulsos más fuertes para que la gente haga algo es la presión que ejercen sus semejantes. No es de extrañar que ese sea uno de los motivos por los cuales un hombre puede engañar. Dado que las relaciones monógamas son la norma en nuestra sociedad, es poco probable que un hombre sea aconsejado abiertamente a mantener otra relación. Sin embargo, las sutiles presiones de amigos y compañeros de trabajo podrían lograr que un hombre llegue al engaño.

Por ejemplo, un hombre con amigos solteros puede ser persuadido inadvertidamente a engañar simplemente por escuchar las ardientes historias sexuales de sus amigos.

Efecto bola de nieve

Algunos hombres engañan simplemente porque de manera indirecta han olvidado que no deben hacerlo. Un estilo de vida que comienza con viajes ocasionales a un club de desnudistas y visitas a bares con los amigos eventualmente pudiera conducir a un coqueteo más abierto con amigas y compañeras de trabajo, que al final podría conducir a un romance. Para comparar nuevamente a los hombres con las mascotas: un perro puede saber que no debe ladrar, pero si le permiten hacer pequeños ruidos y gruñidos, eventualmente podría pensar que puede ladrar de nuevo. Dale a un dedo a un hombre, y al final se tomará la mano.

Por último, la moraleja aquí es que los hombres no engañan solamente por culpa de su compañera. Los hombres son grandes engañadores. Ellos no utilizan el engaño como instrumento de venganza o malicia. A menudo hay muy poca emoción en el engaño de un hombre. Al igual que el perro ladra cuando alguien llama a la puerta, algunos hombres engañan porque no estaban pensando. Probablemente pasó demasiado rápido y les pareció demasiado natural para evitarlo.

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