Homicidios: 18.850, en toda Venezuela, durante 2011, según fuentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc). Cada 30 minutos, en promedio, se cometió un asesinato.
Si cada caso tuviera un asesino, 18.850 pistoleros serían los que mantienen en jaque a 29 millones de venezolanos. Si hubiesen usado una sola bala por asesinato, los delincuentes pudieron gastar poco más de 18 bultos y medio aproximadamente, pues cada uno tiene mil balas. En ese caso se gastaron 226.080 bolívares, porque cada bulto cuesta, alrededor de 12 mil bolívares. Es decir que por cada bala que se llevó una vida, se invirtieron 12 bolívares.
Desde la primera media hora del 1 de enero del año pasado comenzaron las lágrimas de deudos a llorar a sus muertos a tiros. Hora: 12:15 de la noche. Una bala mató a una niña de cuatro años en El Amparo de Catia. Estaba en los brazos de su abuela abrazándola por el recién llegado 2011. La pequeña, de pronto, se desmayó y la blusa de la señora comenzó a empaparse de sangre. El plomo se alojó en la cabeza.
El estudiante de Medicina Carlos Alejandro Blanco Suárez, de 22 años, fue asesinado el viernes 7 de enero frente a su casa. Salió hasta la avenida principal de Las Palmas para recibir a un amigo, y el parrillero de una moto disparó varias veces. Tres balas atravesaron al estudiante.
"Yo maté a Orlando (Méndez), ve a buscarlo que lo dejé tirado". Así de claro fue el interlocutor cuando María Chirinos llamó por quinta vez al teléfono de su marido, el sábado 26 de febrero, pasadas las nueve y media de la noche. Lo mataron para robarle el carro (era taxista) y el cuerpo lo abandonaron en la Autopista Francisco Fajardo, por Caricuao.
Así siguió 2011, con un muerto a tiros cada media hora en cualquier parte del país.
La cifra ofrecida por el Cicpc incluye, según informaron las fuentes consultadas, aquellas muertes que fueron tipificadas en la Dirección de Estadísticas de ese organismo como Resistencias a la Autoridad.
El sociólogo Roberto Briceño León, coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia indicó que "tenemos un Gobierno y autoridades que no cumplen con funciones básicas que tiene cualquier Estado". Agregó que un Estado, antes de preocuparse por la salud y la educación, debe ocuparse de la seguridad de sus ciudadanos.
De acuerdo a las estimaciones que el Observatorio Venezolano de la Violencia hizo el año pasado, 2011 pudo cerrar con 18 mil o 19 mil homicidios. "En Venezuela en los años 80 teníamos ocho homicidios por cada 100 mil habitantes", concluyó. Hoy la tasa es de, al menos, 65 homicidios.
En 2009, según cifras del Cicpc, fueron asesinadas 16.094 personas. En 2010, destacó el ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, ocurrieron 14.500 asesinatos. La única cifra disponible ese año fue la ofrecida por el funcionario en su Memoria y Cuenta. Ese número representó una disminución de 10% con relación a 2009. Pero, entonces, 2011 reportó un aumento de 30%, según la información extraoficial que se pudo conocer.
La ciudad de las calles rojas
La pequeña de cuatro años, el estudiante de medicina y el taxista murieron en Distrito Capital. Ese fue el territorio con mayor número de asesinatos. Según la cifra del Cicpc, fueron 3.488 los homicidios ocurridos. La tasa por cada 100 mil habitantes es de 71 aproximadamente. De los cinco municipios, Libertador fue el más violento con 2.800 caídos, es decir 97 por cada 100 mil habitantes. Le siguen Sucre, con 580 muertos, Baruta con 84, Hatillo con 15 y Chacao con nueve.
En 2009 nació la Policía Nacional Bolivariana. El 20 de diciembre ya los uniformados estaban en la calle. La policía modelo, que primero tuvo responsabilidades en un sector de Catia, hoy cuenta con 7 mil efectivos repartidos en distintas funciones. La mayoría está en municipio Libertador. Cumplen con distintas funciones: seguridad ciudadana, Metro de Caracas, Ferrocarril, Vías Rápidas, Catia, Antímano, La Vega y Servicios Diplomáticos.
Pero a pesar de la policía modelo, de las municipales, de la Guardia Nacional, del Cicpc y hasta de los 18 planes de seguridad, en Venezuela, los ciudadanos pierden sus nombres y un número pasa a ser su nueva identidad en las distintas morgues del país.
Fuente: El Universal
Si cada caso tuviera un asesino, 18.850 pistoleros serían los que mantienen en jaque a 29 millones de venezolanos. Si hubiesen usado una sola bala por asesinato, los delincuentes pudieron gastar poco más de 18 bultos y medio aproximadamente, pues cada uno tiene mil balas. En ese caso se gastaron 226.080 bolívares, porque cada bulto cuesta, alrededor de 12 mil bolívares. Es decir que por cada bala que se llevó una vida, se invirtieron 12 bolívares.
Desde la primera media hora del 1 de enero del año pasado comenzaron las lágrimas de deudos a llorar a sus muertos a tiros. Hora: 12:15 de la noche. Una bala mató a una niña de cuatro años en El Amparo de Catia. Estaba en los brazos de su abuela abrazándola por el recién llegado 2011. La pequeña, de pronto, se desmayó y la blusa de la señora comenzó a empaparse de sangre. El plomo se alojó en la cabeza.
El estudiante de Medicina Carlos Alejandro Blanco Suárez, de 22 años, fue asesinado el viernes 7 de enero frente a su casa. Salió hasta la avenida principal de Las Palmas para recibir a un amigo, y el parrillero de una moto disparó varias veces. Tres balas atravesaron al estudiante.
"Yo maté a Orlando (Méndez), ve a buscarlo que lo dejé tirado". Así de claro fue el interlocutor cuando María Chirinos llamó por quinta vez al teléfono de su marido, el sábado 26 de febrero, pasadas las nueve y media de la noche. Lo mataron para robarle el carro (era taxista) y el cuerpo lo abandonaron en la Autopista Francisco Fajardo, por Caricuao.
Así siguió 2011, con un muerto a tiros cada media hora en cualquier parte del país.
La cifra ofrecida por el Cicpc incluye, según informaron las fuentes consultadas, aquellas muertes que fueron tipificadas en la Dirección de Estadísticas de ese organismo como Resistencias a la Autoridad.
El sociólogo Roberto Briceño León, coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia indicó que "tenemos un Gobierno y autoridades que no cumplen con funciones básicas que tiene cualquier Estado". Agregó que un Estado, antes de preocuparse por la salud y la educación, debe ocuparse de la seguridad de sus ciudadanos.
De acuerdo a las estimaciones que el Observatorio Venezolano de la Violencia hizo el año pasado, 2011 pudo cerrar con 18 mil o 19 mil homicidios. "En Venezuela en los años 80 teníamos ocho homicidios por cada 100 mil habitantes", concluyó. Hoy la tasa es de, al menos, 65 homicidios.
En 2009, según cifras del Cicpc, fueron asesinadas 16.094 personas. En 2010, destacó el ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, ocurrieron 14.500 asesinatos. La única cifra disponible ese año fue la ofrecida por el funcionario en su Memoria y Cuenta. Ese número representó una disminución de 10% con relación a 2009. Pero, entonces, 2011 reportó un aumento de 30%, según la información extraoficial que se pudo conocer.
La ciudad de las calles rojas
La pequeña de cuatro años, el estudiante de medicina y el taxista murieron en Distrito Capital. Ese fue el territorio con mayor número de asesinatos. Según la cifra del Cicpc, fueron 3.488 los homicidios ocurridos. La tasa por cada 100 mil habitantes es de 71 aproximadamente. De los cinco municipios, Libertador fue el más violento con 2.800 caídos, es decir 97 por cada 100 mil habitantes. Le siguen Sucre, con 580 muertos, Baruta con 84, Hatillo con 15 y Chacao con nueve.
En 2009 nació la Policía Nacional Bolivariana. El 20 de diciembre ya los uniformados estaban en la calle. La policía modelo, que primero tuvo responsabilidades en un sector de Catia, hoy cuenta con 7 mil efectivos repartidos en distintas funciones. La mayoría está en municipio Libertador. Cumplen con distintas funciones: seguridad ciudadana, Metro de Caracas, Ferrocarril, Vías Rápidas, Catia, Antímano, La Vega y Servicios Diplomáticos.
Pero a pesar de la policía modelo, de las municipales, de la Guardia Nacional, del Cicpc y hasta de los 18 planes de seguridad, en Venezuela, los ciudadanos pierden sus nombres y un número pasa a ser su nueva identidad en las distintas morgues del país.
Fuente: El Universal
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