Saub Bin, después de que un juez clausurase su fraudulento negocio de cobro de deudas, vio rechazada su petición de subsidio por desempleo al ser mayor de 35 años de edad. Ante esta inesperada “falta de liquidez”, como suele decirse cuando ahora, el ingenioso mahometano, con el objeto de impedir que su cónyuge e hija sean en un futuro próximo víctimas del hambre, decidió hacer pública en Facesbook la venta de su hijo por 20 millones de dólares. Saub, según informa el diario Al-Sharq, está dispuesto a acudir a los tribunales para que la “venta” se efectúe con todas las garantías legales; aunque ha impuesto la condición de conocer la identidad del comprador y su ciudad de residencia.
Puede que la venta del menor sea una repugnante forma utilizada por este padre de llamar la atención sobre su situación de insolvencia, ya que resulta sospechoso que no haya pensado en subastar al mejor postor a su hija en primer lugar, sin embargo, también es cierto que se desconoce la edad de la hija y de cómo tiene conformadas las facciones, factor clave en la compra-venta de una mujer en la patria del “Profeta”.
En Arabia Saudí, como en Yemen y otros países islámicos, la venta de niñas de corta edad a viejos pedófilos para consumo sexual es un recurso muy extendido entre familias pobres para obtener una rápida “liquidez”. Esta práctica no es inusual. Se ha utilizado durante siglos y, por supuesto, encuentra su justificación en la misoginia que destilan el Corán y los hadices, textos infames en los que la mujer se cosifica y adquiere la misma condición que la camella o la cabra , por lo que puede ser objeto de transacción comercial.
Tanto si la “venta” del menor por su padre es una grosera artimaña o un acto que pretende un lucro que facilite el sustento de la “familia”, lo cierto es que la delictiva página de Facesbook no ha sido eliminada todavía. Igualmente se desconoce si la policía religiosa ( Mutawa) o la Comisión para la Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio han actuado en defensa del menor. Y Alá sabe más y mejor.
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